Segundo Geneva Health Forum

Unos 70 voluntarios participaron en los servicios de bienvenida e información
Su Eminencia Gilbert Balibaseka Bukenya, vice-presidente de Uganda, interviniendo en el Foro de Salud. Foto © V. Krebs
Su Eminencia Gilbert Balibaseka Bukenya, vice-presidente de Uganda, interviniendo en el Foro de Salud. Foto © V. Krebs
V. Krebs, traducción española Ana Beltran
01 Junio 2008

Del 25 al 28 de mayo del 2008, la segunda edición del Foro de Salud de Ginebra reunió a uno mil investigadores, médicos, trabajadores del sector sanitario y representantes de redes sociales y organizaciones de donantes. Intercambiaron puntos de vista sobre problemas y retos de acceso global a la sanidad y debatieron formas de abordar esto. Entre los invitados especiales al Foro se encontrada el vice-presidente de Uganda, Su Eminencia Gilbert Balibaseka Bukenya. Tuvimos la oportunidad de hablar con él en el contexto de los servicios de información en línea coordinados por ICVoluntarios y MCART. Puede ver los informes de las sesiones en http://www.ghf08.org.

P: Excelencia, muchas gracias por dedicar unos minutos a hablar con nosotros. En su opinión, ¿cuáles son los principales problemas a los que Ãfrica está enfrentándose en la actualidad en cuanto a retos relacionados con la sanidad?

En primer lugar, el Ãfrica Subsahariana ha tenido problemas para controlar el contagio de infecciones, pero por lo general lo ha abordado muy bien. Sin embargo, han surgido dos nuevos problemas. En primer lugar, la malaria y el VID/SIDA han desarrollado cepas resistentes al tratamiento simple y necesitan la administración de medicamentos más complejos y caros. El otro problema es el rápido crecimiento del número de enfermedades no infecciosas como la hipertensión, la diabetes y el cáncer, que no podemos controlar en este momento.

A esto me refería en mi presentación en cuanto a los nuevos problemas que Ãfrica tiene que hacer frente.  Tenemos que replantearnos el sistema de salud para centrarnos en estos nuevos problemas. Tenemos muy pocos funcionarios en la sanidad. EE.UU. y Europa tienen a más de 10 funcionarios sanitarios por cada 1000 personas. Uganda, por otro lado, tiene menos de un funcionario sanitario por cada 1000 personas. Este reducido número de funcionarios no da a basto con las nuevas enfermedades que surgen. No podemos aumentar el número de funcionarios en sanidad debido a nuestras limitaciones económicas. Por eso, en mi presentación, insistía en el hecho de que Ãfrica tiene que analizar el vacío existente entre el sistema de salud y la comunidad. Se trata de buscar formas más efectivas de abordar los problemas sanitarios con y en las comunidades en vez de sólo en los hospitales y los sistemas de salud.

También hace falta integrar elementos como el medio ambiente y su protección en los planes del gobierno. En la actualidad, se utiliza el carbón para la iluminación pero imagine que el gobierno introdujera energías renovables solares en su lugar… La población no estaría constantemente rodeada de humo, que también tiene un impacto en la salud. Estás cosas tan simples pueden hacerse para abordar, no sólo problemas medio ambientales, sino también problemas de salud.

Como propuse ayer, la imagen de Ãfrica tiene que ser la de ayudar a su gente a salir de la pobreza, a que las comunidades se modernicen.

P: En su presentación, mencionó que Ãfrica debería utilizar el DDT para hacer frente a malaria. ¿Por qué el DDT?

La malaria es la enfermedad que ha impedido que Ãfrica se desarrollara y es, en la actualidad, la enfermedad que más muertes causa. Lo hemos intentado todo. Las mosquiteras ayudan, pero el problema de la malaria persiste. El parásito se hace resistente a los medicamentos anti-malaria, así que tenemos que crear nuevos tratamientos que son muy caros, por lo general.

¿Qué hacemos en esta situación en la que la población se ve contagiada dos o tres veces al año y, como consecuencia, se ausentan del trabajo de tres a cinco días cada vez que esto ocurre? La cantidad de días de trabajo perdidos es demasiado para el Ãfrica Subsahariana. Lo que tenemos que hacer es esforzarnos en abordar este problema. Como político, creo que quizá tengamos que empobrecernos durante un corto periodo de tiempo y utilizar el DDT como última medida desesperada, sabiendo que Europa seguramente no querrá comprar nuestros productos durante un tiempo por los residuos de DDT en la comida. Y muchos países como Uganda y Mozambique estarán bien mientras tanto, no podrán hacer mucho negocio con Europa pero terminaremos con la malaria. Tenemos que hacer lo que los europeos hicieron hace mucho tiempo cuando Gran Bretaña utilizó el DDT.

[Nota del editor: el DDT, Dicloro Difenil Tricloroetano, es un pesticida sintético con un historial largo y controvertido. En los 70 y los 80, se prohibió el uso en la agricultura del DDT en la mayoría de los países desarrollados. En la actualidad, todavía se utilizan unas mil toneladas de DDT al año en países donde la malaria transmitida por mosquitos es un problema de salud grave].

P: Un problema que afecta al sistema de salud en Ãfrica es que la población deja el continente cuando terminan su educación, la conocida “fuga de cerebrosâ€. ¿Qué se puede hacer en cuanto a la “fuga de cerebrosâ€? ¿Sería, como algunos indican, formar a profesionales sanitarios de más bajo nivel la solución?

Profesionales sanitarios de medio nivel podría ser una solución. En mi opinión, deberíamos seguir formando a personas altamente cualificadas y, a su vez, tenemos que formar al personal sanitario menos cualificado. Sin embargo, ésta no puede ser la única solución a la fuga de cerebros, el mundo debería debatir sobre este asunto.

Creo que los países y gobiernos africanos deberían apuntar cuatro medidas: 1) generación de ingresos domésticos; 2)formar a personas acerca de las mejores prácticas específicas; 3) formar a personas en habilidades concretas; 4)formar a personas para que puedan abordar sus problemas, como los problemas con seguros de sanidad y demás. Los países africanos tienen que asegurar que sus ciudadanos tengan unas necesidades mínimas, en cuanto a una vivienda, educación básica, etc.

Un país como Uganda tiene educación primaria y secundaria gratuita, y luego la universidad tiene patrocinadores y programa de becas para que se formen a trabajadores altamente cualificados. Sin embargo, estos trabajadores altamente cualificados luego se mudan a lugares como Ginebra. Por ejemplo, imagine que uno de ellos está entre los mejores médicos para operar a un paciente del corazón. Puede que le aprecien mucho en Ginebra, pero sería fácil olvidar de donde proviene y ya que los salarios aquí son mucho más altos que en Uganda, el médico quizá no quiera volver a su país de origen. Por lo tanto, Suiza se beneficia de alguien que recibió su educación en Uganda, a costa de Uganda. No quiero molestar al médico trabajando en Suiza y pedirle que vuelva a Uganda, pero Suiza, al ser un país desarrollado, puede apoyar a Uganda directamente reforzando su sistema sanitario. Ésta podría ser una manera de compensar.

Debería haber compensación y se debería pensar en cómo hacerlo. No es sólo cuestión de dinero sino una fórmula significativa. Que un país ayude indirectamente a Uganda podría describirse como la parte positiva de la globalización. Puede que Uganda no necesite ahora mismo un cirujano cardiaco porque las instalaciones son pobres y no están equipadas para albergar una complicada operación de corazón. Así que se debería pensar más a largo plazo, quizá en cómo se podrían desarrollar las instalaciones de aquí a diez o quince años para darle a un cirujano cardiaco la posibilidad de poder encontrar un trabajo en Uganda más tarde.

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